1. Intenta que los cables de los ordenadores y la instalación eléctrica te pasen lejos de las piernas.
2. Utiliza siempre que puedas el teléfono fijo (con cable, ¡los de toda la vida!).
3. Sustituye los teléfonos inalámbricos por teléfonos con cable. Los teléfonos inalámbricos de sobremesa son incluso más peligrosos que los teléfonos móviles y que las antenas de telefonía. Si tienen que ser inalámbricos intenta que sean de baja frecuencia.
4. Si tienes que hablar muchas horas a través del teléfono móvil, hazlo a través de unos auriculares y aleja el móvil de la cabeza y del cuerpo mientras hables.
5. Apaga el WIFI cuando no la tengas que usar. Muchos routers permiten desconectar la función WIFI sin necesidad de apagar el aparato.
6. Aunque no estés hablando por teléfono móvil, llévalo alejado del cuerpo. El teléfono encendido no deja de emitir señales o sea que, aunque no lo usemos, emite igualmente radiaciones. La telefonía pasiva es otra forma constante de irradiación.
7. Ventila la oficina por lo menos 15 minutos cada día, no sólo mejorará la calidad del aire sino que reducirá la carga electrostática.
8. Dosifica las horas que pasas conectado a los aparatos tecnológicos. Es saludable saber apagar el móvil, el Ipad o el ordenador, no sólo físicamente (para evitar las radiaciones) sino también psicológicamente (para evitar adiciones).
9. Antes de irte a la cama camina descalzo un rato, si puede ser en contacto con la tierra. Te descargarás de las radiaciones acumuladas durante el día.
10. Toma antioxidantes cada día para contrarrestar los efectos de las radiaciones acumuladas. Come fruta y verdura de hoja oscura; cuanto más oscura sea la hoja más vitamina C tendrá.