No hablamos sólo de la seguridad al volante sino de las radiaciones que se multiplican dentro del habitáculo. A diferencia de los primeros teléfonos para coche de hace veinte años que tenían una antena exterior en el coche, actualmente la mayoría de vehículos utilizan el sistema de manos libres a través de Bluetooth, una conexión inalámbrica que enlaza el teléfono con el altavoz y el micrófono. La antena que capta la señal no es exterior al habitáculo sino que es el propio teléfono y, por tanto, dentro del coche. Esto hace que las frecuencias reboten dentro del vehículo, que hace de Caja de Faraday, las olas quedan dentro del coche y los pasajeros las reciben con toda intensidad, lo que puede provocar dolor de cabeza y malestar general en los ocupantes del vehículo.
El geobiólogo Pere León trató ampliamente este tema el pasado domingo 3 de febrero en el programa de divulgación tecnológica Conectados a La Ser, dirigido por Marta Palencia. En el transcurso del programa, Pere León aconsejó no hablar por móvil en el coche o hacerlo de manera tan breve como sea posible. Si es imprescindible, los geobiólogo aconsejan abrir la ventana un poco mientras se habla por teléfono, y así evitar que el coche sea una caja hermética donde se acumulen las radiaciones.