Mientras se realizan estudios de la posible relación entre el Wifi doméstico y las enfermedades en los animales de compañía, corporaciones como los británicos Electromagnetic-Pollution han presentado varios estudios sobre como afectan las antenas de telefonía móvil a vacas, ratones, cigueñas y abejas.

Vacas que se quedan sin leche
Un estudio financiado por el Gobierno del Estado de Baviera, en Alemania, siguió los efectos adversos que provocó en un ganado de vacas la instalación de una antena de telecomunicaciones en el campo donde pasturaban. Los científicos documentaron una caída significativa en la producción de leche y trastornos de conducta en algunas de las vacas y, después de varias pruebas, los relacionaron con las radiaciones que emitía la antena.

Decidieron trasladar el ganado a una granja a 20 km de la antena, y su producción de leche y el comportamiento volvieron a la normalidad en pocos días. Pero cuando volvieron a trasladar las vacas en su granja habitual, cerca de la antena, volvieron los síntomas, y no se podían relacionar con el tipo o la cantidad de alimento porque era exactamente el mismo.

Los expertos analizaron tejido fetal abortado y no encontraron los patógenos que causan el aborto. La autopsia de algunas vacas muertas reveló problemas cardíacos agudos y colapso circulatorio con hemorragia interna de varios órganos. La exposición de las vacas a la RFR (radiación de radiofrecuencia) era de 80microW/cm, y llegaba a la granja siendo de 350microW/cm. Estos valores son muy inferiores a las directrices de la FCC de 1.000 mW / cm.

Ratones, cigueñas, abejas…
Experimentos semejantes se hicieron con ratones, con los que se pudo demostrar una relación entre exposición a radiaciones de radiofrecuencia y la infertilidad, y también con cigüeñas, comparando la crianza de varios nidos a menos de 300 metros de una antena con los nidos más lejanos. Cerca de las antenas, las parejas nidificantes tuvieron menos éxito en la construcción de nidos, y sufrieron más muertes de crías en las primeras etapas.

Aunque, de todos los animales, probablemente los más afectados por las radiaciones son las abejas. Como ya explicamos en este artículo, la proliferación de antenas supone un grave riesgo para su supervivencia según el Mobile phone-induced honeybee worker piping, un estudio realizado por el biólogo Daniel Favre del Laboratory of Cellular Biotechnology (LBTC) del Institute of Technology (EPFL) en Lausana (Suiza).

Los animales tienen algunos sentidos más agudizados que los hombres, por eso puede que las radiaciones les afecten más. Pero al fin y al cabo, los seres humanos también somos animales. ¿No sería ya hora de empezar a preocuparnos por el efecto de las radiaciones en nuestra propia salud?