Se trata de un pequeño pueblo situado en Virginia (Estados Unidos) que tiene cerca de 200 habitantes.
En un principio, no es que los habitantes de Green Bank no quisieran disfrutar de estos servicios, sino que es la propia ley que prohíbe las ondas electromagnéticas en esa zona por el hecho de encontrarse ubicada una red de telescopios, propiedad del Gobierno, que se utilizan para inspeccionar el espacio profundo. Esta red de telescopios es tan sensible a la radiación electromagnética que cualquier señal, por débil que sea, podría interferir en su tarea.
Es por este motivo que en Green Bank no existe la cobertura móvil, ni la conexión Wifi, tampoco pueden escuchar la radio, y las únicas comunicaciones que les son permitidas son aquellas que se hacen vía cable: conexión a internet con hilo y teléfono fijo con hilo. Está claro que con estas restricciones, los naturales de Green Bank fueron abandonando el pueblo, para trasladarse a otras zonas del mundo donde sí puedan estar conectados mediante todos los dispositivos, pero por otra parte, Green Bank se fue convirtiendo en el destino ideal para personas con hipersensibilidad electromagnética, una dolencia que vincula la exposición a campos electromagnéticos con varios síntomas como pueden ser náuseas, dolor de cabeza, estrés, depresión, fatiga o trastornos del sueño. La comunidad electrosensible, pues, ha encontrado su hogar en Green Bank, un lugar donde poder desconectar (¡nunca mejor dicho!) y donde poder disfrutar del ‘silencio electromagnético‘ que tanto falta a día de hoy.
Fuente: ABC