Expertos de toda España sobre fatiga crónica se reunieron esta pasada semana en el hospital Vall d’Hebron para debatir sobre esta enfermedad que afecta sobre todo a mujeres (90% de los casos), el 2% de la población femenina entre los 20 y los 50 años, aunque cada vez más alcanza también a adolescentes.
Según un artículo de La Vanguardia publicado el 10 de mayo, los picos en la corriente que causan los adaptadores de los aparatos crean una contaminación que podría alterar el sistema inmune. Este reportaje periodístico, que relaciona fatiga crónica y electricidad sucia, explica que el transformador del móvil, de la nevera o del ordenador, las bombillas de bajo consumo y los televisores de plasma, introducen picos en el voltaje, y en la corriente eléctrica se empiezan a acumular elementos contaminantes que, expertos como la doctora Magda Havas, profesora de la Universidad de Trent, en Canadá, consideran causantes de una de las enfermedades inmunológicas emergentes: la hipersensibilidad electromagnética. Havas, autora de algunas de las investigaciones más sólidas sobre esta dolencia y su relación con esa “electricidad sucia”, según el grupo de fatiga crónica de Vall d’Hebron, defiende que es posible limpiar el cableado hogareño con aparatos que reordenan la corriente.