Es comprensible que las antenas de telefonía móvil instaladas cerca de casa generen alarma social, ya que se ha demostrado cuál es la potencia de las emisiones radioeléctricas que generan y como acaban perjudicando la salud de las personas. Pero desgraciadamente todavía no somos conscientes de que los principales peligros no los tenemos fuera de casa sino dentro, y un claro ejemplo son los teléfonos inalámbricos domésticos o inalámbricos, que son la principal fuente de emisión de microondas de las viviendas y pueden ser el doble o incluso el triple de perjudiciales que las antenas exteriores.

El sistema actualmente más habitual de teléfono inalámbrico doméstico es el DECT (Digital Enhanced Cordless Telecomunications), con una base que emite señales constantemente hacia la terminal.

Hay que ser conscientes de que la radiación de un teléfono inalámbrico con tecnología DECT es similar a la de un teléfono móvil, y que se debe evitar siempre tenerlo en la habitación o en los espacios donde pasamos más tiempo. Lo ideal es sustituirlos por teléfonos con hilo de los de toda la vida.

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